Yo, trébol

Cuando un trébol está solo y alza su mirada hacia la luna,
le susurra al dulce viento palabras que nadie puede oír

sexta-feira, 30 de junho de 2006

Entropía diferencial

Hay gente que nace bajo una estrella. El universo tiene muchas, una estrella no sería demasiado. Hay estrellas suficientes para todos bajo el firmamento azulado. Sin embargo, hay quien nace sin estrella. Hay gente a la que todo le suele ir mal. Tienen escritos sus nombres con fuego en la página que reza: «Sin vosotros, este libro no hubiera sido posible», primera página del libro «Las Leyes de Murphy». Pero hay estrellas para todos en el firmamento... ¿dónde van todas aquellas estrellas que sobran? Alguien pensará que se reparten entre el resto de gente, de forma más o menos equitativa. Se equivocan. Se equivocan, salvo que su concepción de «más o menos equitativa» incluya únicamente un reparto de «todas para una persona, y al resto no les damos ni polvo estelar». Lo siento, pero es así. Yo sé adónde van todas esas estrellas que vosotros no tenéis. Todas esas estrellas que se perdieron durante el reparto inicial del mundo, todas esas estrellas que jamás habéis tenido y os correspondían por derecho de igualdad, todas esas luces del firmamento que deberían ser vuestras, todas esas... me las dieron a mí. Yo no las pedí, que conste. Eso sí, ahora ya no pienso devolverlas: lo que se da, no se quita.

Suerte. Hay mucha gente que define la suerte como que siempre le vaya bien en la vida. Pero eso es mentira. Quien dice eso no tiene la más remota idea de lo que es la suerte. La suerte proporciona el momento, la oportunidad. La persona es la responsable de aprovecharla. No en vano dicen que la suerte visita más a quien está más preparado. La suerte visita a casi todos por igual. Yo me excluyo de ese todos, y de ese casi. Yo no cuento para las estadísticas, soy uno de esos puntos que se salen de la muestra esperada. Soy uno de esos puntos que califican como error. O sea, soy un error. Bueno, pero un error con mucha suerte, ¿no? Es lo que importa. A mayor suerte, mayor probabilidad de obtener una oportunidad para alcanzar la felicidad. Bien, suerte es probabilidad. La probabilidad en el Multiverso sigue una distribución... hasta que yo me meto en medio. «¡Lo siento, Multiverso! Yo pasaba por aquí y...» En fin, nada es lo que debería ser cuando estoy cerca. En realidad, en el Multiverso existe siempre un desorden en los flujos de probabilidad, o suerte. Imaginemos la suerte circulando desde las estrellas por la calle como si fuera el viento. Unas veces va hacia un lado, otras veces va hacia otro. Unas veces se para, otras veces no te alcanza. Existe cierto desorden en este flujo continuo: es entrópico. Imaginad que os detenéis un momento, y una suave y agradable brisa probabilística empieza a refrescaros. ¡Qué bonita sensación! Desearíais estar así durante horas y horas. Pero el mundo no es tan amable, ni siquiera cuando se imagina. Si en ese momento un helicóptero intentara aterrizar justo donde estáis vosotros, la brisa se disiparía por completo. Es un claro indicativo de mi llegada: soy, en esencia, una turbina entrópica.

Entropía diferencial. Mucho nombre para poca cosa. Poca cosa, que muchos querrían tener, eso sí. ¿Por qué entropía diferencial? Nada importante, cuestión de estética. Suena mucho mejor que decir improbabilidad certera, probabilidad improbable, causística remota, o cualquier otro tecnicismo rimbombante que viene a no decir nada tampoco, pero que luce mucho menos. Quedan directamente descartados términos como chorra, potra, o simplemente suerte. Un poco de seriedad, que hablamos de un concepto importante que se repite más de lo que dan a entender dichos términos. Estos términos implican un estado anormal en el desorden del flujo de probabilidad, pero hablamos de mí: para mí, el estado normal entrópico del flujo probabilístico es anormal. Por tanto, definirían el concepto justamente contrario. Además, todos estaréis de acuerdo conmigo en que Entropía diferencial es más... propio.

¿Ventajas de la entropía diferencial? Eso no se pregunta. Va desde las tonterías de acertar cuatro números seguidos de la ruleta eligiendo de dos en dos (la ruleta simulada, ojo, que no es plan de fallar), hasta saber exactamente lo que te van a preguntar en los exámenes (lo que te ahorras de estudiar, oye), saber lo que va a salir en un dado, o mejor aún, hacer que salga lo que tú quieras, o acertar que el nombre de la hija del tío mala leche que vive justo en esa casa se llama Ramona. Hay que resaltar que, a veces, la entropía diferencial puede confundirse o mezclarse con premonición, decimocuarto sentido, intuición, o incluso con videncia. Pero sigo pensando que el término Entropía diferencial es más bonito y menos explotado comercialmente.

Talismán, amuleto, trébol o simplemente señora Basura. Turbina entrópica diferencial de grado alto de aturdimiento de las partículas que administran suerte. Recordemos, turbina. Es importante. Alteras todo el flujo causístico de tu entorno. Puede que tu probabilidad cambie, pero eso implica que la probabilidad de otros también cambia. Aunque sea mentira, diré que siempre cambia de forma beneficiosa para ellos, por tal de evitar linchamientos y demás. Y, últimamente, estoy en proceso de demostración de que se puede encargar a distancia, y parece que se obtienen resultados con garantías. Por mi parte, nunca me he negado a actuar como talismán, o eso he intentado.

Equilibrio. Se es muy afortunado siendo un vórtice de entropía diferencial. Aparentemente, se es muy afortunado. Todo en esta vida tiene un equilibrio. Hay gente sin estrellas por las que yo tengo de más. De igual forma, yo no tengo cosas que otros tienen. Ah, no, no me entiendas mal, no me estoy quejando aunque lo parezca. Simplemente te lo cuento, para que veas que todo tiene sus consecuencias. El Yin-Yang también existe en la Entropía diferencial. Simplemente hay que estar preparado para cuando toque y, quizás, un exceso de oportunidades impiden una preparación suficiente. Igual simplemente es que soy muy inútil para algunas preparaciones, no sé. Pero bueno, me conformo con tener mi entropía diferencial. Al menos siempre es divertida, y permite ver caras de sorpresa que son impagables. Ah, y a veces hasta sirven para que te deban tropecientos cafés o un cine acompañado. Sólo con eso, merece la pena.


2 Comments:

At 12:31 da manhã, julho 03, 2006, Blogger Miauz said...

Hay un libro que se llama "La buena suerte" que viene a decir que la suerte existe, pero que no es cuestión de tenerla o no tenerla, que se fabrica. Tienes suerte porque haces que todo lo posible para estar en el momento justo en el sitio adecuado. Puede que tu caso sea una excepción, porque a veces da susto y todo, pero yo pienso que no hay persona más afortunada que aquella que se cree con suerte y sabe aprovecharlo.

 
At 12:45 da manhã, julho 03, 2006, Blogger antemil said...

Lo sé, lo he leído. Un libro genial. Pero en él se pide encontrar un trébol de cuatro hojas, que se supone otorga fortuna. Yo no tendría que buscarlo ni fabricarlo: sería yo mismo.

 

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