Yo, trébol

Cuando un trébol está solo y alza su mirada hacia la luna,
le susurra al dulce viento palabras que nadie puede oír

sábado, 28 de junho de 2008

Las flores que un trébol no tendrá jamás

Hay veces que se me olvidan muchas cosas, cosas que me gustaría hacer. Hay veces en las que, sencillamente, las olvido yo semiconscientemente, porque tengo miedo de comenzarlas. Hay veces que no hago las cosas que debería hacer simplemente porque no sé que existen.

Y en algunos de esos momentos tiene que venir alguien a recordarme que yo quiero ser urraca, y que las urracas no se quedan quietas, inmóviles y pasivas como hacen los tréboles allí abajo en la tierra, y me enseñan otra vez las plumas que tanto quise tener para poder surcar el cielo. Y, aunque sea durante un corto período de tiempo, intento volar. Quien dijo que los córvidos eran pájaros de mal agüero, no conoció jamás a ninguno.


Si queréis ver el resto de fotos, pulsad aquí.