Yo, trébol

Cuando un trébol está solo y alza su mirada hacia la luna,
le susurra al dulce viento palabras que nadie puede oír

quarta-feira, 17 de junho de 2009

La dama duende

Un fragmento de la Jornada II de esta obra de Calderón de la Barca que me ha gustado especialmente. No puedo esperar para ir a ver la representación.


DON LUIS   La luz más hermosa y pura
de quien el sol la aprendió,
¿huye porque llegue yo?,
¿soy la noche por ventura?
Pues perdone tu hermosura,
si atrevido y descortés
en detenerte me ves,
que yo en esta contingencia
no quiero pedir licencia,
porque tú no me la des;
que estimando tu rigor,
no quiere la suerte mía,
que aun esto que es cortesía
tenga nombre de favor;
ya sé que mi loco amor
en tus desprecios no alcanza
un átomo de esperanza,
pero yo, viendo tan fuerte
rigor, tengo de quererte
por solo tomar venganza;
mayor gloria me darás
cuando más pena me ofrezcas,
pues cuando más me aborrezcas
tengo de quererte más;
si desto quejosa estás,
porque con solo un querer
los dos vengamos a ser,
entre el placer y el pesar,
extremos, aprende a amar
o enséñame a aborrecer.
Enséñame tú rigores,
yo te enseñaré finezas;
enséñame tú asperezas,
yo te enseñaré favores;
tú desprecios, y yo amores;
tú olvido, y yo firme fe;
aunque es mejor, porque dé
gloria al amor, siendo dios,
que olvides tú por los dos,
que yo por los dos querré.