Yo, trébol

Cuando un trébol está solo y alza su mirada hacia la luna,
le susurra al dulce viento palabras que nadie puede oír

segunda-feira, 17 de agosto de 2009

Artefactum

Y seguimos musicales, aunque esta vez en un ámbito ligeramente distinto. Ayer asistí a un concierto organizado por las Noches en los jardines del Real Alcázar. Concretamente se trataba del grupo Artefactum, un grupo dedicado a la música antigua. Y he de decir que lo hacen francamente bien.

Pero... ¿Y cómo es que te gusta esta música? Pues es fácil. Flautas varias, rabeles, zanfoñas (vale, sería zanfona, pero yo conocí este instrumento a través de orígenes musicales gallegos, así que siempre lo he nombrado en gallego, y seguiré haciéndolo), voces femeninas, Cántigas de Santa María, jardines de ensueño y una agradable compañía. ¿Qué es lo que no entiendes?

Y, si las cántigas cantadas con esa maravilla de cantante no te bastan, los temas instrumentales son grandiosos, incluyendo el «momento friki de la noche», con aquella canción de Ladyhawke (a.k.a. Lady Halcón).

Como no sería muy original destacar la calidad de unos músicos que son ya de por sí grandes, haré eco de una cosa que me sorprendió muy gratamente (la calidad musical la daba por hecho tras ver fragmentos de sus interpretaciones por internet): la informalidad del evento. Me encanta la música clásica. Pero no soporto la rigidez y las muecas de estreñimiento de sus integrantes. Es algo que me encanta de la música folk. Todo es entre amigos, todo es diversión, todo es pasar el rato. No hay una trascendencia real ni fingida en aquello. El espectáculo de ayer me recordó gratamente a una especie de pub session. Se notaba el placer de la música por encima de todo. Se notaba que, además de grupo y músicos, son amigos. Ese ambiente distendido da lugar a una mayor integración de los espectadores en el concierto. Te permite ser uno más de ellos, puede que externamente silencioso, pero internamente sigues melodía e, incluso, improvisas mentalmente.

A quien no haya asistido aún a ningún concierto, se lo recomiendo encarecidamente. Merece la pena la experiencia. Y, como bonus, puedes ver los patitos y gatitos de los jardines, que son súper monos.

Y, aunque no se puede asemejar a la grandeza del concierto de ayer, un botón de muestra.