Yo, trébol

Cuando un trébol está solo y alza su mirada hacia la luna,
le susurra al dulce viento palabras que nadie puede oír

segunda-feira, 4 de junho de 2007

Os sonos, sonos son

Sueños. Fragmentos de una realidad demasiado real como para ser cierta. Una de las frases más repetidas hasta la saciedad es la de: «Pienso, luego existo». Yo prefiero decir ahora: «Sueño, luego vivo». Hace ya mucho que me cansé de existir, y de pensar. Ahora prefiero dejar que el ensueño dirija mis lentos pasos, ahora prefiero vivir.

Pasos. Dirijo mis pasos sobre caminos que me llevan a lugares dispares. Un pie sobre otro, esquivando la gente que camina en cualquier sentido, mientras escucho notas que erizan mi vello, que hacen temblar mis huesos, que hacen llorar mis ojos, y que me recuerdan que ya no sólo existo. ¡Qué hermoso es caminar, paso tras paso, sintiendo tu cálida mirada en mi alma!

Luz. Cada mañana me iluminas desde mucho antes de despertar. Acompañas mi travesía por tierra y mar. Me observas desde lo más alto del mundo, para que no me sienta tan solo. Me guías hacia mi destino, para que no pierda mi sendero de adobe y polvo, cemento y piedra, hacia donde mis pasos me llevan.

Recuerdos. No, no lo recuerdo. Es como si desde el albor de los tiempos siempre fuera sido así. No recuerdo otra vida, ni pasada ni futura. Esto es mi vida, mi única vida. Es lo único que ha sido para mí, y es así como lo siento. Como si cada uno de mis días hubiera sido aquí, uno y otro, para siempre, por siempre.

Desarraigado. Sí. No tengo casa, pero sí tierra. Una olvidada y añorada, de la que no vengo, en la que no estuve. Antes ya tenía saudade, ahora no voy a tener más. Sigo llorando igual, lejos de mi querido mar, oh, mar.

corre, voa o paxariño
levalle o meu corazón
pendorado no biquiño
dille que eu seu fillo son