Yo, trébol

Cuando un trébol está solo y alza su mirada hacia la luna,
le susurra al dulce viento palabras que nadie puede oír

quinta-feira, 15 de março de 2007

Las dos caras de la luna

Hace mucho, mucho tiempo, cuando la Tierra no conocía aún al hombre, la luna ya giraba a su alrededor. Sólo el sol compartía con ellos el espacio infinito que existía. Todos los días, la tierra miraba al sol, miraba a la luna, y miraba el vacío restante. Le gustaba observar al sol, silencioso, lejano, brillante. Sin embargo, con la luna mantenía un lazo más estrecho. Se sentía más similar a ella, pensaba que, a veces, era capaz de comprender y sentir lo mismo que ella tenía en sus entrañas. Junto a ella, no se sentía tan sola en el universo, ambas acariciadas por los rayos de esperanza del gran astro.

Pero la luna, orgullosa y temerosa, tan sólo le mostraba una cara a la Tierra. Una cara iluminada completamente con el brillo del sol, radiante. Pensaba que no era demasiado hermosa, con sus pequeños valles y cráteres, pintada en cenizas. Pensaba que la Tierra, con sus ríos y sus praderas, sus montañas culminadas en blanca nieve y sus llanuras y bosques, era mucho más hermosa y merecedora de la luz, que era capaz de resaltar su completo esplendor. Y, por esto, le ocultaba su cara más oscura al sol, y con ello a la Tierra. Avergonzada de una parte de ella, la luna evitaba que la Tierra viera su lado más sombrío. Y, durante mucho, mucho tiempo, la luna volvía ese rostro cada vez que la Tierra se giraba para intentar contemplarlo.

Así, la Tierra siempre había visto una luna radiante, completamente redonda, resplandeciente por los rayos del sol. Una luna hermosa, sin duda alguna, y más para la Tierra, que estaba encantada con su compañera. Pero un día, la curiosidad de la Tierra se desbordó, y no pudo evitar preguntarle a la luna por la cara que, con tanto celo, mantenía alejada del sol.

— Luna, luna, ¿por qué te escondes de mí? — preguntó Tierra con su infantil inocencia. Luna no pudo sino sonrojarse ligeramente.
— Tierra, tú no lo entenderías, eres hermosa y buena. Al norte y al sur tienes tus mejillas níveas. Cordilleras y bosques te visten, océanos límpidos envuelven tu superficie, y tienes hasta praderas y campos de doradas hebras ondeando con el viento. Pero no todas somos así. — respondió Luna, con algo de tristeza, esa tristeza que sólo puede reflejar aquellos que llevan demasiado tiempo sufriendo su propia condena, una condena que nadie más conoce.
— Pero... ¡si tú eres muy hermosa! — contestó Tierra, sorprendida. — Cada día me alegra ver que mis océanos y mares danzan con tu presencia, y mis ríos y glaciares se tornan gustosamente en espejos para reflejar la estampa plateada que eres en el firmamento, adornando sus monótonas formas con tu belleza. El viento sopla con más fuerza al verte brillar, y los árboles crecen intentando algún día tocar el cielo, para estar junto a ti. ¿Por qué te escondes de mí?
— Tierra, yo no soy de plata, y mi corazón no brilló nunca. Intento sonreír al sol, para que su brillo me haga parecer más hermosa de lo que soy, y os muestro a él y a ti la cara más agradable que poseo. Estoy segura de que, si viérais mi lado más oscuro, no querríais estar junto a mí, y tengo miedo de quedarme sola en el infinito vacío. — contestó Luna por segunda vez.
— ¡Luna! ¿De verdad crees que podré dejar de quererte porque no seas de plata? No importa que no seas de plata. Eres Luna, de carbón o cobre, tanto da. Cada día de mi vida sentí que estabas junto a mí. No importa que no seas de plata. Cada día te miraba, y tú me sonreías. Eres Luna, de carbón o de cobre, tanto da. Cada día meciste a mis océanos y mis mares, mis ríos y mis glaciares, para que durmieran. No importa que no seas de plata. Cada día jugaste con mis árboles, que alzaban sus ramas hacia ti, con la esperanza de tocar tu blanca sonrisa. Eres Luna, de carbón o de cobre, tanto da. Cada día iluminaste mi lado oscuro con tu mirada, haciendo que hubiera luz donde yo no pude encontrar. Plata, carbón, cobre... ¿qué más da? Eres Luna, y es lo que para mí siempre serás.
— ¿Podrás seguir diciendo eso aunque tenga cráteres en el rostro?
— Eres Luna, y es lo que para mí siempre serás.
— ¿Y si dejo de brillar, y a la plata no me asemejo jamás?
— Plata, carbón, cobre... ¿qué más da?
— ¿Y si a veces te doy la espalda, y marcho a mi soledad?
— Nunca vi tu espalda, me agradará poderla contemplar. Y tu soledad, sé que para siempre no durará. Marcha cuando necesites, tu regreso estaré esperando sin faltar. Eres Luna, no importa que seas plateada o rojiza, eres mi compañera, no importa que muestres tu rostro sonriente o tu espalda, yo sonreiré cada día mientras te contemplo, yo sonreiré cada día que pase junto a ti, porque tú eres Luna, de carbón o cobre, eres Luna y es lo que para mí siempre serás.

Y la luna se tornó rojiza en ese instante, durantes unos momentos, a causa de la vergüenza, por haberse repudiado a sí misma. Y, desde ese día, la luna mostró todas sus partes, a cuál más hermosa. Y la Tierra conoció que no sólo había luna llena, y que nunca la había querido tanto como ahora.


6 Comments:

At 7:49 da manhã, março 17, 2007, Blogger Irene said...

Muy hermoso. Cuesta encontrar algo así por la red. Con tu permiso lo voy a recomendar. Casi lloro porque muchas veces me he sentido como esa luna, mucha gente se ha sentido como esa luna y la moraleja del cuento es que quien ama de verdad acepta a la persona tal y como es, con sus cosas buenas y malas. Así es el amor, que nos llega a salvar de nosotros mismos y nuestras neuras. Nada en esta vida como el amor incondicional. ¡Genial!

 
At 8:52 da tarde, março 17, 2007, Blogger antemil said...

Me alegro de que te haya gustado tanto :$ Jo, con un público así dan ganas de seguir intentando escribir.

 
At 10:16 da tarde, março 18, 2007, Blogger Miauz said...

A blogger no le caigo bien,... ya te puse el comentario y no sé porqué no está :__( Intentaré repetirlo...

Me ha gustado mucho, entiendo lo que sentía la Luna y lo que decía el sol, pero no siempre es fácil actuar de acuerdo con lo que sabes.

(era menos soso que eso, pero qué le vamos a hacer, no estoy tan inspirada como ayer)

 
At 10:26 da tarde, março 18, 2007, Blogger antemil said...

Jo, ya es tu segundo comentario que me pierdo :_( Culpa de actualizarse al blogger nuevo :_(

 
At 2:54 da manhã, agosto 09, 2010, Blogger Natalia Contino said...

Una preciosura...
Me tocó el corazón...me hiciste emocionar hasta las lágrimas.
Tenés un talento enorme para escribir, es un placer leerte.

 
At 10:42 da manhã, agosto 09, 2010, Blogger antemil said...

Gracias por tus amables palabras. Llegan en un momento en el que me hacían falta. Es un placer recibir visitas como la tuya. Intentaré retomar la escritura en breve.
Saludos.

 

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