Yo, trébol

Cuando un trébol está solo y alza su mirada hacia la luna,
le susurra al dulce viento palabras que nadie puede oír

quarta-feira, 28 de fevereiro de 2007

Lost on your way

La vida. Ese camino de longitud desconocida que recorremos queramos o no, hacia su final incierto. La vida, un cúmulo de incertidumbre ante la que intentamos pasar sanos y salvos, sin dejar que nos arrastren vientos a ráfagas que soplan con fuerza, intentando apartarte de cualquier sendero que desearías tomar. A veces hay demasiada oBscuridad para saber dónde estamos avanzando, hacia dónde vamos. Otras, hay demasiada luz para poder abrir los ojos y observar. Son contadas las ocasiones en las que alguna nube oculta el astro luminoso, permitiéndonos admirar y estudiar cada paso que damos, o vislumbrar el inmediato destino que nos aguarda al final del sendero en el que caminamos. Los momentos en los que los destinos son más claros son, quizás no sin cierta paradoja, quizás con bastante lógica, aquellos momentos en los que más cerca de la muerte estamos. Es algo paradógijo que la vida se entienda mejor cuando te alejas de ella, pero no deja de ser algo lógico que vislumbres el destino de tu vida cuando estás llegando al final del camino. Estoy convencido convencido de haber vislumbrado muchas veces los destinos futuros de pequeño, pero los olvidé muy pronto, y no sabía lo que significaban. Fue, quizás, un gran regalo el olvidar, pues la visión de futuro que cierto cíclope trocó por uno de sus ojos es más una maldición que un alivio. ¿Podrías disfrutar de un pase por un sendero adornado con rosas si supieras que das los últimos pasos, uno tras otro? Ahora ya camino con el consuelo de no saber hacia dónde voy, ni cuándo durará mi travesía. Esto permite poder disfrutar de todos los caminos. Y, como ya dije hace mucho mucho tiempo, la entropía diferencial es caótica. Me ofrece un camino nuevo que llevaba tiempo intentando tomar. Estoy decidido a tomarlo, y sólo puedo pedir perdón a los caminantes con los que comparta senda.


1 Comments:

At 12:33 da manhã, março 04, 2007, Blogger Irene said...

Creo que no elegimos un camino porque sea bueno, sino porque es nuestro camino, y el simple hecho de que sea nuestro camino ya le otorga el derecho de que sea bueno para nosotros.
Como alguien dijo una vez "deja que el río fluya, no lo empujes tú".
Déjate llevar y que la corriente te arrastre hacia una orilla próspera.
Ya nos contarás.

 

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