Yo, trébol

Cuando un trébol está solo y alza su mirada hacia la luna,
le susurra al dulce viento palabras que nadie puede oír

sábado, 30 de maio de 2009

Avanza por el sendero

A veces todo lo que se necesita en esta vida es que tus metas detengan su camino y se giren hacia ti, como aguardándote, como invitándote a continuar tu camino hacia ellas. Porque a veces los pies gritan de cansancio, porque ya no pueden más. Y tienen razón. Pero tienes que seguir avanzando. Y avanzas palmo sobre palmo, en el camino polvoriento que se pierde en el horizonte. Porque sabes que no es una opción. Caminas porque es lo que tienes que hacer. A veces caminas en la oscuridad de la noche, o sobre mullido césped, con murmullos de ríos y silbidos de árboles. A veces tienes ganas de detener el avance, de sentarte en una roca sombría, en la vera del camino. Pero sabes que no puedes hacerlo. ¿Qué sería de todos aquellos que te ayudaron a caminar por el sendero que pisas ahora? Porque a todos ellos les debes parte de tu vida, camina. Avanza por el sendero, que este suelo que pisas te llevará al ocaso de tu vida.


segunda-feira, 25 de maio de 2009

A mis 95 años

Este fin de semana me enteré de que María Amelia había fallecido. Esta anciana, oriunda de Muxía, tenía un blog, A mis 95 años, donde contaba parte de sus vivencias e inquietudes. Era la bloguera más anciana, y para mí, un ejemplo a seguir. Porque, como dijo Oscar Wilde, para decir algo sólo tienes que tener algo que decir.

Descanse en paz esta simpática galega.


sexta-feira, 15 de maio de 2009

Aprende

Y recuerdas conversaciones que ella nunca escuchó, aunque las tuviste con ella, en noches de todas lunas. Y ya no sabes qué decir, porque no sabes qué fue lo soñado y qué lo real. Y guardas silencio, mientras ella sonríe sin despegar los labios para hablar. Y sigues pensando qué decir, porque acabas de olvidar todo aquello que pensaste cuando sus ojos no estaban, y lo que parecía tan claro y seguro ahora se desvanece entre dudas, como el humo tímido que se deshace en ráfagas de viento. Y ella pronuncia esas palabras que sabías que diría, aquellas para las que creías estar preparado, pero también era una cruel ilusión. Y en ese momento, la sonrisa de tu rostro tilitó un instante, mientras colocas una máscara de indiferencia sobre tu rostro.
¿Lloras? ¿Por qué? ¿Acaso no lo supiste hace mucho tiempo? Fuiste tú el que no quiso saberlo, aún sabiéndolo. Ahora haz frente a lo que no puedes evitar. ¿Olvidar? ¿Para qué? ¿Para que vuelva a pasar? Recuerda, para poderlo evitar la próxima vez.
Aprende del dolor que ya no puedes soportar.
Aprende de una vez que el dolor no podrás evitarlo.
Aprende.