Yo, trébol

Cuando un trébol está solo y alza su mirada hacia la luna,
le susurra al dulce viento palabras que nadie puede oír

segunda-feira, 2 de agosto de 2010

La vida es una mierda

Ayer lo volví a saber. La vida es una mierda. Y sin conocerme prácticamente, me regalaste en mi cumple este boli de Pucca que he llevado desde entonces en mi mochila. Porque en pocos meses habías hecho el esfuerzo de aprender lo que me gustaba. Porque, así como eras tú, siempre buscabas alegrar a los demás, acercarlos a la felicidad. Porque, viniendo de ti, parecía que no costaba ningún esfuerzo. Porque, habiendo coincidido de forma fugaz en algunas clases, no habíamos hablado; era normal. Y, cuando la vida nos volvió a juntar durante unos pocos meses, aún era ciego y sordo. Ahora, varios años después, estoy aprendiendo a mirar y escuchar. Y, ahora, tú ya no estás. Nunca supe darte las gracias de forma adecuada por el detalle que tuviste conmigo. En aquél tiempo no sabía hacer esas cosas. Ahora se me da un poco mejor, pero ya es tarde. Sólo puedo esperar que, estés donde estés, puedas sentir lo que intentan transmitir estas palabras que no pudieron llegar cuando debían: Gracias... por todo.