Con eso sobra
El tiempo huye de mí. Cada vez tengo menos tiempo libre, y eso es bueno. Nunca es sano el exceso de tiempo libre. Tengo tiempo para dormir: con eso basta. Tengo tiempo para ir a dar una vuelta entre semana de vez en cuando: con eso basta. Tengo tiempo para trabajar sin descanso: con eso basta. Tengo tiempo para oír música: con eso basta. Tengo tiempo para decirle «hola» a la gente que me importa: con eso basta. Tengo tiempo para seguir aprendiendo cosas nuevas: con eso basta. Tengo tiempo para leer esporádicamente lo que otros escriben cada día: con eso basta. Tengo tiempo para pensar en mí, y en lo que quiero y tengo que hacer: con eso basta. El tiempo huye de mí, pero yo lo acaricio lentamente mientras se escurre entre mis dedos, y siento cada grano de su esencia, fluyendo lentamente hacia un vacío infinito, pero no importa. Ahora soy parte de mi tiempo: con eso sobra.
Sé que no es un texto incomprensible o falsamente profundo como muchos de los míos, pero es normal. Sigo aprendiendo, y ahora aprendo a comprenderme a mí mismo. Ahora palabras sencillas me bastan para trasmitir lo que quiero, aunque no lo consiga. Ahora ya no percibo fealdad en la sencillez, aunque no sea aún capaz de captar la belleza con ella. Sé que no os interesa a la gran mayoría, pero bueno, me apetece decirlo. Hablaré más aún de mí, para variar. Y, en parte, tiene relación con lo que acabo de decir. Ahora, poco a poco, voy retomando la ilusión que perdí hace tiempo en lo que estaba haciendo, y me veo con ganas de comenzar a trabajar, y ahora es en parte el momento, lo que supone menos tiempo libre y más tiempo aprovechado. Ahora me siento más doctorando que hace muchos meses, y eso es bueno, aunque me sablen 50€ por la cara. Y, quién sabe, quizás hasta en un futuro pueda sentirme orgulloso de mí mismo por haber hecho algo. De momento, me conformo con haber reencontrado un rumbo que me parece lo suficientemente interesante como para caminar en él sin mirar hacia atrás cada diez pasos. Con eso, sobra. De momento.